El arte de recordar: cómo la memoria y las emociones moldean nuestra vida desde la Terapia Gestalt

Una pregunta profunda y común que surge en nuestras vidas es: ¿Por dónde empieza uno a recordar su propia historia? En terapia Gestalt, este cuestionamiento nos invita a explorar no solo los hechos s del pasado, sino también el presente que esos recuerdos están modelando. La memoria no es un relato estático; es una construcción viva y, a menudo, decorada por nuestro inconsciente, nuestras emociones y las narraciones que otros nos han compartido.

En este sentido, la Terapia Gestalt reconoce que la mente humana tiene una tendencia natural a protegerse. Es decir, inconscientemente usamos estrategias para amortiguar el impacto de experiencias dolorosas o difíciles. Estas estrategias pueden distorsionar nuestra percepción de lo que ocurrió, y aunque sirvan como un mecanismo de defensa, los recuerdos que llevamos con nosotros continúan afectando nuestras emociones y comportamientos en el presente. A veces, ni siquiera somos conscientes de cómo este proceso ocurre en nuestro día a día.

Entonces, ¿por dónde empezar cuando queremos desentrañar estos recuerdos, especialmente cuando están cargados de emociones? Aquí es donde entra uno de los principios clave de la Terapia Gestalt: vivir en el “aquí y ahora”. Al observar nuestros sentimientos actuales cuando recordamos un hecho pasado, podemos preguntarnos: ¿Esta emoción es lo que realmente sentí en ese momento? ¿O es una emoción que está emergiendo ahora, basada en cómo interpreto ese recuerdo? Incluso puede surgir la duda de si lo que siento proviene de mi propia experiencia o si está influido por la percepción de alguien más, como lo que una madre nos pudo haber contado desde su visión.

Lo que hacemos en la Terapia Gestalt es traer estos recuerdos y emociones al presente para explorarlos. No se trata de desentrañar lo que es “verdadero” o “falso”, sino de observar cómo esos recuerdos, tal y como los vivimos ahora, influyen en nuestra experiencia actual. Lo que importa es cómo esos fragmentos del pasado se han quedado pegados a nuestra realidad emocional, y cómo podemos liberarnos de esos patrones, dando espacio a nuevas experiencias más genuinas y conscientes.

Contacto con el presente: Si tienes un recuerdo que te genera una fuerte emoción, detente un momento. Respira profundamente y trata de llevar tu atención a cómo te sientes en el cuerpo justo ahora. ¿Qué sensaciones emergen?

Pregunta abierta: Pregúntate, sin juicio: ¿Esta emoción es actual? ¿Pertenece a este momento presente o viene de mi interpretación del pasado?

Distinguir voces: Si el recuerdo está cargado de lo que otros te dijeron que sentías, date permiso para escuchar tu propia voz. ¿Qué sientes tú ahora, desde tu perspectiva actual?

La Terapia Gestalt te invita a sumergirte en este proceso no con el objetivo de cambiar el pasado, sino de hacerte más consciente de cómo influye en tu presente. Al hacerlo, puedes empezar a liberar la carga emocional que has estado llevando y abrirte a experimentar tu vida de manera más plena y auténtica.

Belén.