¿Qué pasa cuando nos equivocamos?

Algunas de las emociones que nos invaden al equivocarnos son vergüenza, culpabilidad y humillación.  Hemos aprendido a huir del error, a negarlo y apartarlo de nuestra vista.  Deshumanizar el error conlleva negar una parte fundamental del ser humano, además de tener unas nefastas consecuencias en cada una de nuestras áreas vitales. Nos impide fortalecer nuestros vínculos afectivos, fomentar nuestra autoestima, crecer a nivel profesional y, sobre todo, personal.

Reconocer y pedir perdón tras cometer un error es un ejercicio de valentía, humildad y, sobre todo, crecimiento. 

El amor propio no implica reconocer únicamente las cualidades positivas y obviar las que, a nuestro parecer, son negativas. Esto sería una imagen totalmente ficticia e idealizada del ser humano. Preservar nuestra autoestima implica mantener una imagen real de nosotros mismos, aceptando y fortaleciendo cada una de nuestras características, aunque las califiquemos como “positivas” o “negativas”.